• Cultive su vocación. Intente cambiar sus objetivos, olvídese del egocentrismo. Piense en su vocación. Recuerde que este mundo es un sistema inteligente y que está aquí para ser amado y tener amor gracias al servicio a los demás. Use su talento e intereses para cumplir a través de su vocación. Su vida laboral describirá un giro espectacular hacia la abundancia, y usted sentirá que tiene un propósito y que se halla en el sendero de la búsqueda espiritual.
• Afirme. Haga de las afirmaciones una práctica diaria. Créelas o comience por éstas: “Dar de comer antes de comer”. Por ejemplo, cuando se encuentre en un restaurante, dígales a todos los demás que pidan y ayúdeles antes de pedir usted. En la mesa, ayude a todos los demás a servirse el plato antes de servirse usted. “Dar antes de recibir”. Realice un esfuerzo por dar más y estar menos orientado a recibir. Envíe contribuciones o regalos anónimos. Lléveles regalos inesperados a los amigos, la familia o los desconocidos. Regale un libro que le haya gustado, flores de su jardín, y cualquier otro pequeño objeto por la sencilla razón de dar. Practique el dar sin recibir nada a cambio.
• Reduzca la importancia de las notas. Libere a sus hijos de la presión a la que se los somete por hacer hincapié en las notas. Enséñeles a poner en práctica sus propios intereses y aptitudes con el fin de conocerse a sí mismos y servir a los otros. Esto los ayudará a encontrar su yo superior y descubrir que tienen una fuente de todo conocimiento dentro de sí. Necesitan aprender en un momento temprano de su vida que su valor no se encuentra en los exámenes.
• Practique la generosidad. Recuerde: si no es generoso cuando resulta difícil serlo, no lo será cuando sea fácil. Muchas personas que dan voluntariamente sus posesiones y su dinero no lo hacen porque “tengan que dar”. Están en comunicación con un aspecto del corazón relacionado con el servir y compartir. En algún sentido, todos tenemos que dar. Quizá no en la misma cantidad, pero todos podemos dar algo en servicio a los demás.
• Mantenga en todo momento la atención. Perciba lo milagroso que es su propia existencia en cualquier momento, e intente llevar su conciencia a ese momento. Todo lo que hay en su vida constituye una oportunidad para practicar la atención. Al prestarle atención al entorno y reparar en todo lo que encuentra con una actitud de reverencia, usted supera la necesidad del ego de acumular y consumir. Al actuar así, usted se centra en cada momento de la existencia y lo vive a través de su yo espiritual. Su vida se desarrolla dando importancia a los momentos. Poner atención en los momentos presentes le enseña aspectos profundos del espíritu que limitan la actuación del ego.
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