¡Qué
agradable resulta sentirnos seguros simplemente estando de pie o caminando! Si
alguna vez has tenido mareos, vértigo o la sensación de que el piso se te
desvanece de repente, sabrás entonces lo importante que son la estabilidad y el
equilibrio. Por lo general, las personas realizan aeróbicos, ejercicios de
resistencia y estiramiento para lograr fuerza, elasticidad y tono muscular,
pero se olvidan de realizar ejercicios para mejorar y mantener el balance del
cuerpo. Para lograrlo, incluye unos cuantos
movimientos fáciles en tu rutina de ejercicios.
¿Cómo anda tu equilibrio? La mayoría de las veces, ni le prestamos atención,
hasta que nos damos un resbalón o una caída. Esa fuerza que nos mantiene
estables sobre nuestros pies, comienza a deteriorarse y a perderse con el paso
de los años como parte normal del envejecimiento. De hecho, cada año. uno de
cada 3 personas de 65 años en adelante en Estados Unidos sufre una caída,
muchas veces con consecuencias serias de fractura (cuando se rompe un hueso) y
complicaciones derivadas de un período largo de inmovilidad o postración.
Varios factores influyen a la hora de ir perdiendo el equilibrio. El principal
es el declive (disminución) progresivo de los tres principales sensores que lo
hacen posible: la visión, los nervios receptores de la planta del pie que
envían al cerebro la información relacionada con nuestra posición, y los
pequeños vellos o pelillos del oído interno que envían, también al cerebro, la
información relacionada con la fuerza de gravedad y el movimiento. Además, si se agrega la pérdida de la fuerza
muscular y la flexibilidad y ya está lista la fórmula perfecta para que ocurran
una caída, un tropezón o un resbalón.
La buena noticia es que ese desgaste puede evitarse y retrasarse y la mejor
manera es hacerlo desde temprano. Por eso conviene que agregues a tu rutina
regular de ejercicios, aunque sea un pequeño segmento de entrenamiento para el
equilibrio. Este consiste en movimientos
y ejercicios especialmente diseñados para mejorar el balance y que de paso,
fortalecen todo tu tronco (esto incluye el abdomen, el pecho, la espalda y las
caderas).
Cuando te ejercitas para mantener el equilibrio, le ofreces a los músculos de
esas áreas un verdadero entrenamiento que hace que la zona central de tu cuerpo
se fortalezca y sea más estable. A su
vez, se reduce el riesgo de caídas, de sufrir lesiones o de dolores de espalda.
El entrenamiento para el equilibrio se recomienda especialmente a las personas
de mediana edad en adelante, pero un tronco fuerte y bien equilibrado beneficia
a personas de todas las edades y las ayuda a realizar tanto sus tareas diarias
como deportes (desde subir escaleras y cargar a un niño o las bolsas de la
compra, hasta esquiar y jugar al golf).
Los movimientos más fáciles
Estos no requieren ningún equipo especial y puedes agregarlos a tu rutina de
ejercicio sin que te lleven mucho tiempo.
Camina hacia atrás o hacia los lados sobre un lugar plano y parejo (sin
alfombras o escalones). Al caminar de costado, mueve una pierna lateralmente,
apóyala en el suelo y luego acerca la otra. Repite el movimiento 10 veces en
una dirección y luego en dirección opuesta. Puedes variar el movimiento,
cruzando una pierna por detrás de la otra, como si fuera un paso de baile.
Camina sobre los talones.
Camina sobre la punta de los pies.
Camina colocando un pie delante del otro, apoyando primero el talón y por
último la punta del pie. Hazlo con la
espalda recta y los músculos del abdomen contraídos.
Levántate repetidamente de una silla o un banco sin ayuda de las manos y brazos
(mantén los brazos cruzados al frente y la espalda recta). Comienza con 3 y ve
aumentando hasta 10 repeticiones.
Párate en un solo pie y trata de mantener la posición. Extiende los brazos para mejorar el equilibrio.
Repite con el otro pie. Esto puedes incluso hacerlo mientras hablas por
teléfono, mientras te lavas los dientes frente al lavabo, o mientras lavas los
platos frente al fregadero. Si no te
sientes muy segura(o) al principio, procura tener cerca una superficie estable
en la que puedas apoyarte hasta que vayas logrando mayor grado de equilibrio.
Los movimientos que requieren equipo
En las tiendas especializadas en deportes y en actividades físicas, y hasta en
algunas tiendas departamentales, encontrarás equipos diseñados para realizar
ejercicios de equilibrio. Entre éstos se
incluyen:
Las bolas o balones de estabilidad: las hay de distintos tamaños y por lo
general incluyen un manual o DVD con los ejercicios.
La media bola: tiene un fondo plano y un semicírculo acolchado arriba.
El step (el escalón), con el que puedes realizar ejercicios aeróbicos que
fortalecen las piernas y tobillos.
Estos aparatos no son para todo el mundo. Si traen un video con los
movimientos, asegúrate de que los haces correctamente para evitar lesiones. Lo
ideal es que un entrenador o un terapista te enseñen a hacerlos y/o usarlos
adecuadamente. Para ello, puedes inscribirte en una clase en el gimnasio más
cercano.
Si has tenido problemas con el equilibrio y ya has sufrido una caída, consulta
con tu médico sobre la conveniencia de seguir una rutina específica de
ejercicios de equilibrio con un terapista profesional. Y si por suerte puedes girar y girar sin ni
siquiera marearte, protege ese tesoro realizando ejercicios aeróbicos y de
resistencia para fortalecer el tronco y mantener la flexibilidad de las
articulaciones como el tobillo, las caderas o las rodillas. Los ejercicios de Pilates y el yoga son
excelentes para este propósito. ¿Por qué no les das una oportunidad?
Tener los pies bien plantados sobre la tierra va cobrando mayor importancia a
medida que avanzamos en edad. Si empiezas temprano, podrás evitar lesiones y
caídas que pueden poner en peligro tu salud y tu vida.
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